Parashá Koraj

El propósito del liderazgo

PARASHOT

Por: Rab Yosef Cohen

6/27/20254 min leer

a man riding a skateboard down the side of a ramp
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בסייד

4ta. Aliyah Parashat Koraj, ¿El Liderazgo es para servir o para servirme?

Shalom ub'raja, Javerim veJaverot, Hashem es bueno y para siempre sus misericordias, hoy vamos a abordar la parashat Koraj, donde se nos narra la rebelión de Koraj, en Bamidbar (Núm.), 16, ocurre en un momento de gran tensión social y espiritual dentro del pueblo de Israel. El contexto histórico es clave para entender por qué esta sublevación tuvo tanta resonancia y consecuencias tan drásticas, Koraj era un levita de alto rango, descendiente de Kehat, y por tanto primo de Moshé y Aharón (cf. Bamidbar 16:1). A pesar de su posición privilegiada ya que transportaba el Arca del Pacto (véase Bamidbar Rabá 18:2), no obstante Koraj se sintió desplazado cuando Aharón fue designado como Kohén Gadol. Según Rashi (comentario a Bamidbar 16:1), y el Midrash Tanjuma, Koraj 1, Koraj esperaba recibir un cargo de liderazgo dentro de la tribu de Leví y se sintió injustamente excluido.

Además, se unieron a él Datán, Aviram y On ben Pélet, descendientes de Reuvén, el primogénito de Yaakov. Según el comentario de Soforno a Bamidbar 16:1, ellos reclamaban el derecho al liderazgo nacional por linaje, argumentando que como descendientes del hijo mayor, les correspondía dirigir al pueblo. Está rebelión no fue solo una disputa política, sino una crisis de autoridad espiritual. Koraj proclamó:

“כִּי כָל־הָעֵדָה כֻּלָּם קְדֹשִׁים... וּמַדּוּעַ תִּתְנַשְּׂאוּ עַל־קְהַל ה'”

“Toda la congregación es santa… ¿por qué se elevan ustedes sobre la asamblea de Hashem?” Bamidbar 16:3.

Este argumento apelaba a un ideal de igualdad, pero los sabios en Talmud Bavli, Sanedrín 110a, y comentaristas como el Rambán (Najmanides), a Bamidbar 16:1, señalan que era una fachada para ocultar su ambición personal.

El pueblo, aún afectado por eventos traumáticos que generó el pecado de los espías Bamidbar 13–14, y el castigo de vagar 40 años en el desierto, estaba emocionalmente vulnerable. Según el Midrash Tanjuma, Koraj 4, Koraj aprovechó ese descontento colectivo para sembrar dudas sobre la legitimidad del liderazgo de Moshé y Aharón.

A la altura de la cuarta Aliyá de nuestra Parashat, que se hubica en Bamidbar (Núm.), 17:9–15, nos encontramos con el clímax de una rebelión que no solo desafía la autoridad de Moshé y Aharón, que según Ibn Ezra el pueblo no comprendía la función del kohen como canal de expiación, y por eso seguían viendo a Moshé y Aharón como usurpadores, también podemos ver en esta Aliyá que en si, se cuestiona la estructura espiritual del pueblo de Israel. Soforno en Bamidbar 17:13 comenta que la plaga fue consecuencia directa del desprecio hacia el orden espiritual establecido por el Boré Olam. Ahora bien, miremos el texto hebreo, cargado de matices gramaticales y simbólicos, que revelan una narrativa que va más allá del castigo divino, dándonos una lección sobre liderazgo, humildad y el peligro de la ambición disfrazada de justicia. Análisemos el texto de Bamidbar 17:15:

וַיָּשָׁב מֹשֶׁה אֶל־אַהֲרֹן אֶל־פֶּתַח אֹהֶל מוֹעֵד וְהַמַּגֵּפָה נֶעֱצָרָה׃

“Y Moshé volvió a Aharón a la entrada del Ohel Moed, y la plaga fue detenida.”

El verbo נֶעֱצָרָה (ne'etzaráh), en nifal, indica pasividad: la plaga fue detenida por intervención divina, no humana. Esto subraya que el cese del castigo fue resultado de la intercesión sacerdotal de Aharón, no del arrepentimiento del pueblo, Rashi en su comentario sobre Bamidbar 17:13, explica que Aharón corrió “entre los vivos y los muertos” con el ketoret, a pesar de que el incienso había sido el medio de castigo para los 250 rebeldes cono nos dice Bamidbar 16:35. Ahora según el Midrash Tanjuma, Koraj 17, Moshé le reveló que el ketoret, cuando es ofrecido por un tzadik con intención pura, tiene el poder de detener la muerte, Rambán (Nahmánides), en su comentario a Bamidbar 17:11, señala que este episodio demuestra que el sacerdocio de Aharón no era una imposición arbitraria, sino una necesidad espiritual para la supervivencia del pueblo.

El Talmud Bavli, Sanedrín 110a, describe la riqueza de Koraj como descomunal: necesitaba 300 mulas solo para transportar las llaves de sus tesoros. Esta opulencia alimentó su arrogancia y su deseo de poder. El Midrash Bamidbar Rabá 18:2, añade que Koraj usó su riqueza para manipular y convencer a otros de unirse a su causa.

Está Aliyá nos confronta con una verdad incómoda: muchas veces, la rebeldía nace no de ideales elevados, sino de heridas del ego. Koraj no buscaba justicia, sino reconocimiento. Aharón, en cambio, representa el liderazgo compasivo: arriesga su vida para salvar a quienes lo atacaron. Con razón nos dice el Pirke Abot que seamos de los hijos de Aaron, que ama a los seres humanos y los acerca a la Torah, vemos entoces que nuestra porción nos enseña que el verdadero liderazgo no se impone, se revela en la crisis. Nos invita a examinar nuestras motivaciones y surgen las preguntas, que se nos resultan incomodas: ¿buscamos servir o ser vistos? ¿Queremos construir o dominar?

En un mundo donde la autoridad es constantemente cuestionada, esta porción nos recuerda que el poder legítimo no se basa en la fuerza, sino en la capacidad de interceder, de sanar, de amar incluso a quienes nos rechazan.

“El alma que busca el poder se consume; la que busca servir, trasciende.”

Jazak UBaruj!

Kol Tuv!

Shabbat Shalom Umevoraj veHodesh Tov!