Parashá Jukat
Comentario a la tercera aliyah
PARASHOT
Por: Rab Yosef Cohen
7/2/20252 min leer


Shalom uberaja, Javerim V'Javerot, amigos y amigas, Hashem es bueno y para siempre son su misericordias y su fidelidad es cada mañana, en esta ocasión abordemos la tercera aliyá de Parashat Jukat Bamidbar 20:7-13, el episodio de Mei Merivá las Aguas de la Disputa y exploremos el fallo de Moshé al golpear la roca en lugar de hablarle, como le fue ordenado por Hashem. Este acto, aparentemente menor, encierra una profunda enseñanza sobre liderazgo, emunah y la tensión entre obediencia y emoción, en el desierto de Tzin, tras la muerte de Miriam, el pueblo se encuentra sin agua. La tradición enseña que el pozo milagroso que acompañaba a Israel existía en mérito de Miriam así lo o vimos en el comentario anterior en Taanit 9a. Su muerte no solo deja un vacío físico, sino también espiritual. El pueblo se queja, y Hashem ordena a Moshé:
PP"וְדִבַּרְתֶּם אֶל־הַסֶּלַע לְעֵינֵיהֶם וְנָתַן מֵימָיו"
"Y hablaréis a la roca ante sus ojos, y dará sus aguas..." Bamidbar 20:8.
Pero Moshé, en lugar de hablar, golpea la roca dos veces. El agua fluye, pero Hashem le dice:
"יַעַן לֹא־הֶאֱמַנְתֶּם בִּי... לָכֵן לֹא תָבִיאוּ אֶת־הַקָּהָל הַזֶּה אֶל־הָאָרֶץ"
"Por cuanto no creísteis en Mí... no introduciréis a esta congregación en la tierra." (v.12)
Y Rashí siguiendo la interpretación del Sifri, explica que el pecado fue golpear la roca en lugar de hablarle, como se le había ordenado. Esto disminuyó el kiddush Hashem, pues el pueblo no vio que incluso una roca "escucha" la palabra divina, Rambán (Najmanides), discrepa, según él, el error fue la forma en que Moshé habló al pueblo, llamándolos "rebeldes" (הַמֹּרִים), lo cual fue una expresión de ira impropia para un líder espiritual, pero Soforno, sugiere que el pecado fue no santificar el Nombre de Hashem al mostrar que la palabra, no la fuerza, es el canal de lo divino.
Encontramos en el Talmud Masejet Sanedrín 101b, que vincula este episodio con la importancia de la emuná (fe activa): incluso los grandes pueden errar cuando la presión emocional nubla la claridad espiritual.
Este episodio no es solo una lección sobre obediencia técnica, sino sobre la psicología del liderazgo bajo presión. Moshé, el más humilde de los hombres (Bamidbar 12:3), se encuentra emocionalmente agotado. Ha perdido a su hermana, el pueblo se queja una vez más, y su paciencia se quiebra. En lugar de hablar con ternura, actúa con frustración.
Desde una perspectiva existencial, este momento revela una verdad humana: incluso los más grandes pueden fallar cuando el alma no encuentra espacio para procesar el duelo, la fatiga y la soledad. La roca representa lo inerte, lo que no responde a la violencia, pero sí a la palabra. Así también el corazón humano: no se abre al golpe, sino al lenguaje que conecta.
En nuestras propias vidas, ¿Cuántas veces golpeamos con palabras, con juicios, con impaciencia, cuando lo que se requiere es hablar con compasión? ¿Cuántas veces actuamos desde la reacción y no desde la conciencia? Este pasaje nos invita a cultivar la emuná no solo en Hashem, sino también en el poder transformador de la palabra, incluso frente a lo que parece "una roca".